
En nuestro país no está permitido el uso terapéutico del cannabis. Algunos estudios muestran el beneficio de su utilización en dolencias determinadas (cáncer, SIDA, esclerosis múltiple...) ya que aunque no cura estas dolencias sí que puede aliviar algunos de sus síntomas: mejora el apetito, disminuye las nauseas, los vómitos, las convulsiones y el dolor…) por lo que en la actualidad hay profesionales que apoyan su utilización bajo control médico y farmacéutico.
Tendencias de Consumo
Los derivados del cannabis son las sustancias ilegales más consumidas en España, especialmente por la población juvenil. Las estadísticas muestran lo siguiente: Ver gráfico
un 24,4% de los españoles de entre 15-64 años reconoce haberla probado alguna vez; un 9,9% lo hizo en el último año, un 6,5 % en el último mes y un 1,6% reconoce haberlo consumido diariamente durante los últimos doce meses.
Entre 1995 y 2001 se observa un aumento importante del consumo del cannabis, sobre todo de forma reciente, los últimos 30 días. Este aumento se debe sobre todo a la población joven de 15-34 años, mayormente a los varones, siendo igualitaria a las mujeres cuando el consumo es diario. La edad media de inicio en el 2001 es de 18,4 años, por lo que prácticamente se mantiene con respecto al 1999.
el cannabis es la sustancia ilegal más consumida entre los estudiantes: un 36,9% la han probado y un 22% la consumen habitualmente.
La principal razón del consumo es la curiosidad, seguida de la diversión y el sentir nuevas sensaciones. Un 46,4% de los consumidores de estas edades afirma haber sufrido problemas asociados al consumo: pérdida de memoria, tristeza, apatía, etc.El cannabis es la sustancia cuya continuidad de consumo aparece en el 59,6% de los casos encuestados, entre otras razones, por que el riesgo que se asocia a esta sustancia es bajo, es más, ha aumentado la percepción del riesgo en varios consumos, excepto con el cannabis. La prevalencia del consumo de cannabis entre estudiantes de 14-18 años en 2002, es de 22%.
En cuanto a la evolución de la edades medias de inicio al consumo de drogas de los estudiantes de 14 a 18 años en España del 2000 al 2002, la edad de inicio del consumo de cannabis, no se ha variado de unos años a otros, esta es de unos 14,7 años tanto en hombres como en mujeres. Eso si, la prevalencia del consumo entre los 14-18 años disminuye en la mujeres (19,3%) con respecto a los hombres (25%).
Dependencia y Tolerancia
Aunque algunos estudios no han podido demostrarlo su consumo continuado puede desarrollar dependencia en mayor o menor grado según las características individuales y sociales del individuo. La tolerancia puede aparecer incluso con un uso esporádico.
Síndrome de Abstinencia
Conlleva ansiedad, insomnio, irritabilidad, depresión, disminución del apetito, etc.
Efectos
Relaja y desinhibe. Puede funcionar como facilitador de las relaciones sociales.Son de rápida aparición, varían según la dosis, el tipo de cannabis, el estado de ánimo del individuo, sus expectativas, etc. Inicialmente, a dosis bajas, produce sensaciones placenteras de calma y bienestar, euforia, risa fácil, desinhibición, locuacidad y alteraciones de la percepción temporal y/o sensorial. Los ojos se pueden enrojecer, la boca se seca y hay dificultades de coordinación y en procesos mentales complejos. A ello le sigue una segunda fase de aumento del apetito, depresión y somnolencia.A dosis elevadas puede provocar confusión, letargo, percepción alterada de la realidad y, de manera más inusual, estados de ansiedad y pánico.
Riesgos
Como riesgo principal señalamos el, aún muy discutido, "síndrome amotivacional", caracterizado por apatía y pérdida o disminución del interés en el individuo, unido a una frecuente disminución en la capacidad de concentración y de memorización, especialmente en consumidores diarios de esta sustanciaLa estructura química del cannabis es muy compleja y no se conocen aún las secuelas producidas por todos sus componentes. Sí se puede afirmar que el humo de esta planta es más perjudicial para el pulmón humano que el del propio tabaco, pudiendo producir enfermedades en las vías respiratorias (bronquitis, faringitis, cáncer...). Puede causar alteraciones en los sistemas reproductores -masculino y femenino- e inmunológico. Hay datos que indican que en hombres jóvenes con un consumo regular se puede producir un retraso en el inicio de la pubertad, en mujeres en condiciones semejantes se podría interrumpir el ciclo menstrual o producir problemas en la ovulación (son datos que se deben entender siempre en términos de probabilidad).El THC atraviesa la barrera placentaria, por lo que su consumo supone un riesgo para el feto durante el embarazo y también en la lactancia. La probabilidad de que el bebé nazca con bajo peso, aumenta en madres consumidoras de cannabis.Está constatada la potencialidad del cannabis como elemento desencadenante de psicosis y cuadros delirante-alucinatorios en personas en riesgo.Existen pocas posibilidades de sobredosis mortal por cannabis.Por otra parte, hay otro elemento de riesgo a considerar en relación con la utilización de esta sustancia: no todo usuario de cannabis experimentará necesariamente con otras sustancias más peligrosas, pero sí existe un riesgo situacional, derivado de la inclusión en un circuito comportamental de consumos ilícitos.
Consumo de menor riesgo
Muchos de los riesgos asociados al consumo se pueden evitar, o al menos reducir de la siguiente forma:·
Consumiendo la sustancia de forma espaciada, es decir, evitando hacerlo a diario, alargando el tiempo entre consumo y consumo.
Tratando de consumir el cannabis en la forma que contenga menor concentración de THC, evitando entonces el aceite de hachís.
Evitando el consumo de cannabis si se usan algunos medicamentos (antidepresivos, benzodiacepinas, antiinflamatorios...) ya que seya que se pueden aumentar los riesgos del consumo.
No consumiendo en ningún caso en embarazo o lactancia.
Evitar conducir bajo los efectos de la sustancia o realizar actividades que impliquen algún riesgo.
Se tratará de evitar asociar su consumo a determinadas situaciones y estados anímicos, evitando así, que la persona “crea” que es la sustancia la que le ayuda a enfrentarse a esas situaciones
Sí sería conveniente recordar que aunque es una sustancia que en ciertas personas y/o circunstancias puede permitir un uso no problemático, el desconocimiento de esas condiciones individuales previas no nos permite tener seguridad a la hora de consumir.
Los consumos en público están sancionados administrativamente y pueden tener consecuencias no previstas de antemano.
Se tratará de evitar asociar su consumo a determinadas situaciones y estados anímicos, evitando así, que la persona “crea” que es la sustancia la que le ayuda a enfrentarse a esas situaciones
Tendencias de Consumo
Los derivados del cannabis son las sustancias ilegales más consumidas en España, especialmente por la población juvenil. Las estadísticas muestran lo siguiente: Ver gráfico
un 24,4% de los españoles de entre 15-64 años reconoce haberla probado alguna vez; un 9,9% lo hizo en el último año, un 6,5 % en el último mes y un 1,6% reconoce haberlo consumido diariamente durante los últimos doce meses.
Entre 1995 y 2001 se observa un aumento importante del consumo del cannabis, sobre todo de forma reciente, los últimos 30 días. Este aumento se debe sobre todo a la población joven de 15-34 años, mayormente a los varones, siendo igualitaria a las mujeres cuando el consumo es diario. La edad media de inicio en el 2001 es de 18,4 años, por lo que prácticamente se mantiene con respecto al 1999.
el cannabis es la sustancia ilegal más consumida entre los estudiantes: un 36,9% la han probado y un 22% la consumen habitualmente.
La principal razón del consumo es la curiosidad, seguida de la diversión y el sentir nuevas sensaciones. Un 46,4% de los consumidores de estas edades afirma haber sufrido problemas asociados al consumo: pérdida de memoria, tristeza, apatía, etc.
En cuanto a la evolución de la edades medias de inicio al consumo de drogas de los estudiantes de 14 a 18 años en España del 2000 al 2002, la edad de inicio del consumo de cannabis, no se ha variado de unos años a otros, esta es de unos 14,7 años tanto en hombres como en mujeres. Eso si, la prevalencia del consumo entre los 14-18 años disminuye en la mujeres (19,3%) con respecto a los hombres (25%).
Dependencia y Tolerancia
Aunque algunos estudios no han podido demostrarlo su consumo continuado puede desarrollar dependencia en mayor o menor grado según las características individuales y sociales del individuo. La tolerancia puede aparecer incluso con un uso esporádico.
Síndrome de Abstinencia
Conlleva ansiedad, insomnio, irritabilidad, depresión, disminución del apetito, etc.
Efectos
Relaja y desinhibe. Puede funcionar como facilitador de las relaciones sociales.Son de rápida aparición, varían según la dosis, el tipo de cannabis, el estado de ánimo del individuo, sus expectativas, etc. Inicialmente, a dosis bajas, produce sensaciones placenteras de calma y bienestar, euforia, risa fácil, desinhibición, locuacidad y alteraciones de la percepción temporal y/o sensorial. Los ojos se pueden enrojecer, la boca se seca y hay dificultades de coordinación y en procesos mentales complejos. A ello le sigue una segunda fase de aumento del apetito, depresión y somnolencia.A dosis elevadas puede provocar confusión, letargo, percepción alterada de la realidad y, de manera más inusual, estados de ansiedad y pánico.
Riesgos
Como riesgo principal señalamos el, aún muy discutido, "síndrome amotivacional", caracterizado por apatía y pérdida o disminución del interés en el individuo, unido a una frecuente disminución en la capacidad de concentración y de memorización, especialmente en consumidores diarios de esta sustanciaLa estructura química del cannabis es muy compleja y no se conocen aún las secuelas producidas por todos sus componentes. Sí se puede afirmar que el humo de esta planta es más perjudicial para el pulmón humano que el del propio tabaco, pudiendo producir enfermedades en las vías respiratorias (bronquitis, faringitis, cáncer...). Puede causar alteraciones en los sistemas reproductores -masculino y femenino- e inmunológico. Hay datos que indican que en hombres jóvenes con un consumo regular se puede producir un retraso en el inicio de la pubertad, en mujeres en condiciones semejantes se podría interrumpir el ciclo menstrual o producir problemas en la ovulación (son datos que se deben entender siempre en términos de probabilidad).El THC atraviesa la barrera placentaria, por lo que su consumo supone un riesgo para el feto durante el embarazo y también en la lactancia. La probabilidad de que el bebé nazca con bajo peso, aumenta en madres consumidoras de cannabis.Está constatada la potencialidad del cannabis como elemento desencadenante de psicosis y cuadros delirante-alucinatorios en personas en riesgo.Existen pocas posibilidades de sobredosis mortal por cannabis.Por otra parte, hay otro elemento de riesgo a considerar en relación con la utilización de esta sustancia: no todo usuario de cannabis experimentará necesariamente con otras sustancias más peligrosas, pero sí existe un riesgo situacional, derivado de la inclusión en un circuito comportamental de consumos ilícitos.
Consumo de menor riesgo
Muchos de los riesgos asociados al consumo se pueden evitar, o al menos reducir de la siguiente forma:·
Consumiendo la sustancia de forma espaciada, es decir, evitando hacerlo a diario, alargando el tiempo entre consumo y consumo.
Tratando de consumir el cannabis en la forma que contenga menor concentración de THC, evitando entonces el aceite de hachís.
Evitando el consumo de cannabis si se usan algunos medicamentos (antidepresivos, benzodiacepinas, antiinflamatorios...) ya que seya que se pueden aumentar los riesgos del consumo.
No consumiendo en ningún caso en embarazo o lactancia.
Evitar conducir bajo los efectos de la sustancia o realizar actividades que impliquen algún riesgo.
Se tratará de evitar asociar su consumo a determinadas situaciones y estados anímicos, evitando así, que la persona “crea” que es la sustancia la que le ayuda a enfrentarse a esas situaciones
Sí sería conveniente recordar que aunque es una sustancia que en ciertas personas y/o circunstancias puede permitir un uso no problemático, el desconocimiento de esas condiciones individuales previas no nos permite tener seguridad a la hora de consumir.
Los consumos en público están sancionados administrativamente y pueden tener consecuencias no previstas de antemano.
Se tratará de evitar asociar su consumo a determinadas situaciones y estados anímicos, evitando así, que la persona “crea” que es la sustancia la que le ayuda a enfrentarse a esas situaciones